Nuevo Gobierno, mismas costumbres

Nick Clegg se quejó en numerosas ocasiones del estado policial y de las prácticas antiterroristas de los laboristas cuando estaba en la oposición. Pero la coalición de la que él es viceprimer ministro tiene pinta de que seguirá pensando igual que el anterior Gobierno y  que seguirá aplicando las mismas técnicas que tanto criticaba antes.

Nos remontamos más o menos a estas fechas hace un año. 10 ciudadanos de origen paquistaní y otro británico fueron detenidos en una operación antiterrorista rocambolesca a plena luz del día que terminó con la dimisión de uno de los jefes de Scotland Yard. Su visado era de estudiante, pero la Policía británica decía tener evidencias muy fuertes de que planeaban «atentar de manera inminente» en centros comerciales y lugares de ocio de Manchester y Liverpool.

Tras los 28 días de retención de rigor que permite la ley, no encontraron motivos para juzgarlos y fueron puestos en libertad. Pero volvieron a ser detenidos inmediatamente por el supuesto peligro que representaban para la seguridad nacional. Ocho aceptaron volver voluntariamente a Pakistán, donde cargan desde entonces con el peso de ser vistos como terroristas. Los dos que se quedaron y uno de los que regresó a Pakistán recurrieron a los tribunales. Finalmente, Abid Naseer y Ahmad Faraz Khan, podrán permanecer en Reino Unido por el peligro que corren en su país, según los jueces. El otro joven que presentó la demanda podrá volver de nuevo al país.

La nueva ministra de Interior, Theresa May, expresó esta mañana su «decepción» por la decisión del tribunal, dando una muestra más de que cualquier ciudadano paquistaní seguirá siendo considerado sospechoso:

«We are disappointed that the court has ruled that Abid Naseer and Ahmad Faraz Khan should not be deported to Pakistan, which we were seeking on national security grounds. As the court agreed, they are a security risk to the UK. We are now taking all possible measures to ensure they do not engage in terrorist activity.»

Las sospechas a las que se refiere May no pudieron ser utilizadas como prueba suficiente cuando se les detuvo. La Policía llevaba tiempo siguiendo el rastro a Naseer, que en varios e-mails nombró la nikkah, el matrimonio concertado islámico. Eso y unas fotografías colgadas en Facebook fueron consideradas por Scotland Yard prueba suficiente de su pertenencia a Al Qaeda y de sus planes terroristas.

No corren buenos tiempos para las libertades o la presunción de inocencia en Reino Unido. Y si Clegg pensaba que podría cambiar eso, empieza a llegar tarde.

El asalto final

Esta noche tiene lugar el tercer debate electoral en Reino Unido. Si todo hubiera seguido como hasta ahora, habría sido una oportunidad más para ver cómo Nick Clegg aguantaba los ataques de David Cameron y Gordon Brown, ante la pérdida de poder que están experimentando.

Pero no será un debate normal. Es posiblemente el último acto de la vida política de Brown. Ayer, el primer ministro culminó una carrera llena de meteduras de pata. Después de un acto de campaña en Rochsdale, una señora se acercó a él en la calle y le planteó algunas preguntas. Sorprendentemente para lo que nos tiene acostumbrados Brown, salió indemne y se podría decir que hasta bien. El ‘premier’ estuvo fresco, elocuente y hasta excesivamente atento.

Pero cuando se metió en el coche oficial afloró el monstruo que habita en él, a micrófono abierto. En uno de sus gestos favoritos cuando se siente amenazado, echó la culpa a su ayudante del encuentro que acababa de tener en la calle. Cuando el miembro de su equipo le preguntó qué le había dicho la señora, Brown contestó: «De todo, es sólo una especie de mujer intolerante«.

Los técnicos de Sky News mejoraron el sonido y se dieron cuenta de que tenían la noticia del día. Eran las 12.30 horas y faltaba media para los informativos de mediodía. Todo el país pudo coprobar de primera mano el humor del primer ministro, que cargaba las tintas contra Gillian Duffy, posiblemente la representante perfecta de la clase trabajadora.

Es imposible que Brown se salve de ésta. Lo ha hecho antes aguantando rebeliones y ataques personales de Cameron, pero esto es como reírse de tus votantes. Que el primer ministro se presentara en casa de Duffy a última hora de la tarde para pedirle perdón en persona no va a contar. Que lo haga muy bien esta noche y dé toda una lección de economía, tampoco. Y si lo hace, entonces habrá que llamarle Brown el gato, el político con más vidas de la historia.

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A partir de las 20.30 horas estaré haciendo el minuto a minuto del debate en El Pub.

Darling, a la caza de los ricos

Puede que sea el último presupuesto que presenta, pero Alistair Darling ha estado a la altura de lo esperado. Con el tono de profesor de universidad que le caracteriza, el ministro de Finanzas británico ha dado toda una clase magistral de cómo presentar unas cuentas a seis semanas de las elecciones.

Explicar al electorado -que no al Parlamento- que hay que recortar gastos y subir los impuestos después de la mayor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial, es sencillo según el método Darling. Porque hay dos tipos de medidas económicas: las que matan y las que sólo las sufren los ricos y alegran.

Ejemplo número 1. A partir de mañana las personas que quieran comprar su primera vivienda no tendrán que pagar el Stamp Duty – un impuesto que se aplica desde 2003 en este tipo de operaciones- siempre que el precio de la casa no supere las 250.000 libras. Pero si el valor de la casa supera el millón de libras, pagarán un 5% más por dicho impuesto que el resto de los mortales.

Ejemplo número 2.  «Los bancos tienen que empezar a devolver a los contribuyentes el dinero que les prestaron para salvarse». Dicho y hecho. Darling ha obligado a Lloyds y RBS a comprometer 98.000 millones de libras en préstamos para los pequeños y medianos empresarios entre 2010 y 2011.

De hecho, los bancos han formado parte de uno de los puntos principales de su exposición. Después de introducir el denominado bonus tax en diciembre, Darling tuvo el placer de anunciar al público que el Estado ha ingresado 2.000 millones de libras desde entonces. Justo el doble de lo previsto. Ese dinero será empleado como otra partida para ayudar a las pequeñas empresas.

Ejemplo número 3. Como por arte de magia, Darling se sacó de la chistera el mayor éxito del día. El Gobierno británico ha llegado a un acuerdo sobre política fiscal con tres islitas del Caribe – a saber: Belice, Dominica y Granada-. Puede resultar raro, pero no es otra cosa que un torpedo en la línea de flotación de los Tories. Lord Ashcroft, el vicepresidente del Partido Conservador, resulta ser un ‘non-dom’. Es decir, un británico cuyos intereses económicos en países extranjeros -como Belice- le permiten estar exento de pagar impuestos en el Reino Unido.

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