Fuego, muerte y destrucción

El reto de la prensa gratuita no está en sobrevivir a la crisis de turno, sino en conseguir no caer en el alarmismo, el sensacionalismo y la exageración. Lo es en la española y, como no, la inglesa.

Venía en el autobús esta tarde y he recogido el Metro del asiento de al lado. El titular de portada era el siguiente: School’s 180 drug takers off sick. Por curiosidad, he empezado a buscar otros titulares dentro de la edición de hoy que hablaran de drogas. No había ninguno más, pero a cambio he visto lo siguiente:

– Facebook sex muderer must serve 35yrs in jail

– Why was he allowed to kill a teenager?

– Murdered Tot’s mum calls Straw spineless

– Parents of bomb hero found dead

– Latest death is fifth in less than a week

– Quake kills 57 as village collapse

– I beheaded my wife in mid-life crisis

– Family of lift death banher ‘robbed’

– Teacher crushed to death in waste truck

– French heroine dies at the age of 105

De las 40 páginas de información general del periódico, 10 titulares hablaban de muerte, asesinatos y asesinos. Aquello de que sólo hay malas noticias no vale. Cuando utilizas estos titulares para producir un periódico que van a leer milones de personas de camino a sus casas o al trabajo, lo único que stás creando es alarma social y amplificando la sensación de inseguridad.

Y eso que los de Metro podrían haber ido a lo fácil y haber utilizado uno de los temas del día. A partir de ahora, los dueños de perros van a tener que pagar un seguro. Después de una serie de ataques en el último mes, era un buen momento para airear la casquería. Pero si a esta hora su noticia de apertura en la web son los rumores de separación de las Girls Aloud, no merece la pena ni buscarle un sentido a todo esto. Por supuesto, una de las cuatro noticias destacadas, habla de muerte. Bueno, de suicidio.

Mensajes cortos

Los periodicos gratuitos están llenos de mensajes curiosos. En éste del diario Metro, Luke, de West Yorkshire, tiene razón. Lo que me llama la atención es que esto no pasa sólo en los autobuses de Londres. Aquí, normalmente, el único calor que tienes en invierno en un autobús es el humano.

Pero en verano, debe ser para adaptar el cuerpo de los viajeros a los 40 grados que hay en el metro, los conductores ponen la calefacción a tope. Así que se vive en un constante golpe de calor.