Dívar, de vacaciones gratis sin él saberlo

En Italia está de moda desde hace un tiempo la expresión a mia insaputa (sin yo saberlo). Por ejemplo, en las fiestas de Silvio Berlusconi en Arcore, Villa Certosa y Palazzo Grazioli había prostitutas de lujo a sua insaputa (sin él saberlo); el exministro de Desarrollo Económico (Infraestructuras), Claudio Scajola, tiene un piso frente al Coliseo y alguien (el empresario Diego Anemone, imputado por el escándalo de adjudicaciones ilegales de las obras del G-8) le pagaba la mitad del alquiler a sua insaputa; el exlíder de la Liga Norte, Umberto Bossi, pagaba las obras de remodelación de su casa con dinero público a sua insaputa;  y el exsubsecretario de presidencia de Mario Monti, Carlo Malinconico, disfrutaba de unas vacaciones de lujo en Toscana pagadas a sua insaputa por un amigo del propio Anemone, Vito Piscicelli (también imputado por el circo del G-8).

Es posible que el del presidente del Tribunal Supremo (TS, el nuestro, no el italiano), Carlos Dívar, sea un caso parecido. «No existe ninguna irregularidad en mis viajes, siempre he asumido mis gastos privados», dijo el pasado 31 de mayo para defenderse de las personas que lo acusan de malversación de fondos públicos. Según él, en todos sus viajes a Marbella, Málaga y Puerto Banús, desarrolló un papel institucional. Es decir, viajaba como presidente del TS porque «yo soy presidente del Tribunal las 24 horas del día».

El País desglosa hoy todos los viajes y las estancias de hotel de Dívar entre 2008 y 2011. En total, el presidente del TS disfrutó de 20 días de vacaciones gratis en Puerto Banús a sua insaputa. El diario explica, además, la parte que Dívar cargaba como dietas y la parte que pagaba personalmente. En informaciones anteriores se había hablado de que el montante total de sus estancias ascendería a unos 6.000 euros, algo que para Dívar no era más que «una miseria».

Hay que respetar su presunción de inocencia, así que analicemos uno de los ejemplos que cita El País.

De jueves a domingo un acto en viernes. Del 23 de septiembre (jueves) al 26 de septiembre (domingo) de 2010, Dívar justificó su viaje a Marbella para asistir a los actos del Bicentenario de las Cortes de San Fernando (Cádiz). El acto al que asistió Dívar tuvo lugar el 24 de septiembre (viernes) a las 12.30. Pero el Consejo pagó cuatro días de alojamiento y manutención en Puerto Banús.

Es decir, que Dívar llega a Marbella el día 23 para asistir a un acto el 24 y se queda hasta el 26.

Esto debe ser considerado como un error sin importancia porque él se siente presidente «las 24 horas del día» y por lo tanto, a sua insaputa, resulta que cuando duerme no lo es. Por el mismo razonamiento, y siempre a sua insaputa, alargar la estancia no es un acto oficial.

Pero El País habla también de 24 cenas y 8 comidas para dos, cargadas al CGPJ entre 2008 y este mismo año. Una de esas cenas, la de la última noche de Reyes, estaba solo. Aquí solo cabe una explicación posible, que a nuestra insaputa, el presidente celebre actos oficiales con él mismo. Una vez más, hay que tener en cuenta que él se siente «presidente las 24 horas del día». Por lo tanto, su actitud es irreprochable. Ojalá todos los trabajadores de la Administración Pública fueran tan responsables.

Por último, que la gente es muy mal pensada, a sua insaputa, lo que para él es «una miseria», para el resto de personas que no se siente presidentes del TS las 24 horas del día, no lo es. Pero eso tampoco es culpa suya. Es más, una persona que jura su cargo hablando de «humildad y prudencia» tiene que estar libre de cualquier duda.

Después de que el TS no admitiera a trámite la denuncia de la asociación Preeminencia del Derecho contra su propio presidente, el Gobierno PP se ha mostrado hoy en contra de que Dívar explique sus viajes en el Parlamento.

Solo hay dos explicaciones posibles. O El País, a sua insaputa, se ha inventado la información. O el Gobierno PP, a sua insaputa, prefiere que no se tire de la manta. Porque igual lo de Dívar es realmente «una miseria» comparado con otras cosas que pasan en Españaland a nuestra insaputa.