Ya es primavera en el Parlamento italiano

Silvio Berlusconi. AFP
Silvio Berlusconi. AFP

Quedan cuatro días para la moción de censura contra Berlusconi en la Cámara de los Diputados. Cuatro días también para saber quién será el siguiente que pase al lado oscuro. Hace un mes parecía más que claro que Silvio Berlusconi acabaría perdiendo la votación y, como consecuencia, se vería obligado a convocar elecciones anticipadas. Pero cuando no se tienen los votos suficientes, siempre se puede recurrir a comprarlos.

Los diputados italianos tienen una tendencia crónica al trasfuguismo. También la tienen a crear nuevos partidos dependiendo de cómo venga el viento. La enfermedad se acentúa cuando Berlusconi va justo de votos. Ayer, Antonio Razzi y Domenico Scilipoti dejaron la Italia de los Valores (menos mal que se llama así) de Antonio Di Pietro para pasar a las filas del grupo Mixto.

El primero se se sentará el próximo 14 de diciembre en la bancada de Noi Nord, partido aliado de Berlusconi. El segundo fundó sobre la marcha el llamado Movimiento de responsabilidad nacional junto con otros dos trásfugas. Uno es Massimo Calearo (antiguo miembro del Partido Democrático y de Alianza por Italia), el otro, Bruno Cesario, también ex miembro del Partido Democrático.

No es casualidad. Por ejemplo, la Italia de los Valores, en las elecciones de 2008, consiguió 29 diputados. Hoy tiene 22. El Partido Democrático empezó la legislatura con 217 diputados y hoy tiene 206. La gran mayoría han ido a parar a diferentes formaciones del grupo Mixto, que apoya a Berlusconi. Di Pietro se presentó ayer en la fiscalía de Roma para presentar una queja ¿Se demostrará algo? Parece difícil, como todo lo que mezcle Juticia y Berlusconi en Italia.

Debe quedar claro que el mayor grupo de trásfugas lo encabeza Futuro y Libertad, el partido recién fundado de Gianfranco Fini. En 2008 todos formaban parte del Pueblo de la Libertad de Berlusconi y en agosto decidieron organizar su propio partido. En total, 34 diputados.

Después de la que ha caído, hoy, a cuatro días de la moción, ni siquiera está claro que estos vayan a votar en masa contra Berlusconi. En vista del cambio de chaqueta, a algunos de los finianos les está entrando el canguelo de que la revolución fracase y se puedan quedar sin la opción de gobernar. Empiezan a mandar mensajes ambiguos. Y Il Cavaliere, espera callado mientras sus tropas cuadran los números.